miércoles, 12 de febrero de 2014

Café

El que me conoce, sabe y puede afirmar que un día sin café para mi es un día malo, un día incompleto, que no termina por completo. Ahora, uno nunca le atribuye ningún tipo de significado mágico a su café, así sea delicioso, es un café pues. No puedo contar cuántos habré tomado en mi vida, pero si puedo contar uno en especial. Uno que me cambio las cosas. Es chistoso, ya que yo jamás le atribuyo significado cósmico a nada, pero a este café quiero atribuirle algo, no se que aún, pero lo suficiente como para que este escribiendo de eso. 

Para contar las cosas bien, debo mencionar que este café me lo invitaron dos veces. La primera no lo acepté porque andaba en otra. La segunda vez lo acepté, ya que pensé por qué no? Probemos.

Este latte alto con dos splendas de starbucks, no sólo sirvió para quitarme el frío y mantenerme despierta durante una conversación hasta las 5 am, sino que me enganchó. Me enganchó terriblemente hasta el día de hoy. Tanto así que ahora me reciben con café cuando llego cansada del trabajo y siempre esta presente, esperándome en el desayuno para hacerme pensar que no es tan malo salir de la cama.

La vida te da señales de todo tipo dicen. A mi, me dio café. Café, que el día de hoy disfruto con mas ganas, porque sabe más rico cuando alguien te lo regala, porque sabe mejor acompañada así el otro lo aborrezca. Café que me pone de mejores humores cuando ando de malas, café que te ayuda a pasar los días malos, pero principalmente café que esta siempre ahí.

Así que sí, agradezco todos los días por el café que me dieron, agradezco haber podido salir un rato de mi y haberme sentado a verle el otro lado a las cosas. 

Si la vida te da limones, haz limonada. Yo prefiero, si la vida te da café, tómatelo con ganas.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Mis años egoístas

Todo el mundo dice que los 20s son tus años egoístas. Es el tiempo que tienes para ti, para hacer lo que te de la gana, lo que te haga feliz a ti exclusivamente. En mi caso no fue tan así. Para mí fueron mis años tormentosos, me gustaría decir que fueron muchos los culpables de esto, pero seamos sinceros...uno mismo decide que tan mal la pasa, que tanto se atribuye, en pocas palabras: que tanto la vas a sufrir. Así que si, mis 20s fueron años de chubascos, locuras y sobre todo soledad. Soledad autoimpuesta por no querer compartir con el mundo, por no quere volver a pasar decepciones, por pensar que sola uno la pasa mejor, que no tener a alguien lo suficientemente cerca te protege de todo lo malo.
Durante mucho tiempo pensé y viví así, egoístamente sola. Porque no hay acto mas egoísta que no querer "compartirse" con los demas, no hay nada más egoísta que sólo vivir por ti y creer que así estas mas protegida. La verdad de las cosas es que nada te protege, nada te asegura que no vas a salir mal parada, la vida no viene ni con indicaciones ni con garantías; pero limitarse no es protegerse, limitarse es sólo perderse de mucho.
Hoy puedo decir que prefiero estar expuesta a mucho, que escondida de todo. Prefiero actuar sin saber que no hacer nada. Prefiero arriesgarme a intentar.
Entonces, mis años egoístas aún no han pasado, pero creo que a mis veititantos (cada vez más cerca a los 30) he aprendido que a veces, sólo a veces dejarse sorprender por otros puede traer mejores resultados que los que alguna vez hubiera imaginado.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Para divorciarse no hay que haberse casado

DISCLAIMER
Antes de empezar este post, debo dar de disclaimer que yo jamás he estado casada, por lo que no puedo tener ni una idea remota de lo que puede ser un divorcio. No busco crear ni generar conmociones en las personas que si han pasado por este proceso, es sólo una anecdota divertida. Habiendo aclarado esto, puedo empezar con la historia.

Estaba tomando cafe con una amiga, cuando empezamos a hablar sobre las relaciones largas y mi conclusión fue: "Cuando uno termina una relación larga, muchas veces es como un divorcio". Ella se rió y me pregunto porqué. Mi explicación puede que resulte un poco vaga, pero el análisis a mi me sirvió bastante.

Cuando uno termina una relación larga, no sólo hay separación de la otra persona. Existen múltiples tipos de separaciones. Esta la separación de bienes, esto es tuyo, esto es mío, devuelmeme mi sweatshirt, dame esa foto que teníamos juntos, toma el ipod que me prestaste, entre otros. 

Luego esta la separación de amigos, porque por mas diplomatico que sea uno con el ex, siempre hay dos lados. Los tuyos, los  míos y los nuestros, los nuestros son aquellos amigos que ves por separado y con los cuales jamás se habla del ex. Ahora lo dificil esta en ver cual le toca a quien. Suele pasar, por lo menos en mi caso fue así, uno se aleja, busca un nuevo grupo e inicia su vida aparte. Cuando se cruza con los amigos que no ve hace años, se abraza, se dice que se extraña, se queda en almorzar o juntarse por unos tragos, pero jamás pasa. Ya dejaron de ser amigos tuyos hace mucho y ahora son sólo personas que quisiste en un período de tiempo.

Esta la separación de familias. Los antiguos suegros, tíos, primos cuñados, hasta la abuela que te quería tanto. Si me preguntan esta es la más difícil, ya que por mucho tiempo esta fue TU familia también y es lo que mas cuesta dejar ir. Al principio se siguen saludando por el día de la madre, del padre, navidad y cumpleaños varios. Siguen las llamadas ocasionales, las promesas nunca cumplidas de "sí, prometo ir de visita pronto" y los regalos tardíos de cumpleaños. Poco a poco van desapareciendo, y uno se va acostumbrando a tener una sóla familia de nuevo. Pasan los años y te los cruzas y se pregunta por la familia, y son felices de verte bien y contenta. El cariño sigue ahi, solo que como un buen recuerdo. De esos que te sorprenden algún día y te sacan un sonrisa.

Por último esta la separación de la persona. Esa parte no la puedo generalizar porque a cada uno le toca algo distinto. Unos la pasan normal, otros mal y otros peor. Lo único que puedo decir es que toma tiempo. A unos más a otros menos, pero tiempo al fin y al cabo.  Personalmente yo creo que esta etapa termina, cuando a pesar de ya no tener una relación, a pesar de no ser amigos, aún guardas cariño por la persona y puedes cruzartelo y ser feliz por el otro. Para mí el círculo acaba ahí. Acaba cuando tú ya estas lo suficientemente separada de todo lo que te ataba al pasado como para poder vivir el presente y disfrutarlo.

Después de toda esta explicación de porqué podría hacerse un simil entre una relación larga con un divorcio, esta amiga me pregunta: " Y tú, ¿ya estás listas para volver a casarte?".

Ante su pregunta cachosa, rio, la miro y le respondo: "Sí, sólo que espero que este si sea para siempre".










martes, 23 de julio de 2013

Historias Callejeras: Adagio

Siempre he pensado que la locura y el amor son más parecidos de lo que se cree; ya que por definición la locura es hacer siempre lo mismo y esperar distintos resultados y bueno, el amor no puede estar más cerca a eso.
Ella había dejado de creer hace mucho tiempo en generar apegos, menos en enamorarse. Consideraba que era un estado de vida no viable y lo esquivaba  en cada esquina que doblaba.
Él por su lado creía fervientemente en el amor romántico. Ese que viene con rosas, chocolates, sunsets y demás. Y a pesar de los repetidos fracasos, catástrofes mejor dicho, el seguía creyendo en este como buen hombre de fe.
Ella se dedicaba básicamente a evitarlo, él por su lado vivía buscandolo. Y como la vida es cabronamente inteligente decidió juntarlos. 
Al principio ninguno entendía bien que pasaba. Ella juradísima que era cosa de una semana y él pensando en happily ever after. Pero, a medida que pasaron los días, semanas y meses; ella se vio no queriendo irse y él no teniendo la necesidad de pedirle que se quede.
Tiempo después ella decide irse, sin explicaciones. No eran necesarias, siempre estuvo dentro del patrón esto de abandonar las cosas. Por el otro lado él, se quedó sin entender nuevamente porque las cosas no funcionaron. No había explciación más que era una jugada mala más para ambos.
Ella siguió igual de evasiva y escapista. Él no dejo de creer jamás en que las cosas pasan por algo. Hoy se la encontró y se sentaron a tomar un café. Sin mucho que decir sólo se dedicaron a reir. Reían porque sabían que era casi imposible cruzarse en una ciudad tan grande tanto tiempo después siendo tan iguales. Reían porque se sentía igual que hace un par de años. Pero principalmente reían porque les parecía loco poder volver a lo mismo teniendo un final distinto.